De mano de Alberti, tres fragmentos de poemas sobre los tres colores primarios.
AMARILLO
Acciono con la luz, soy un activo
cómplice de la luz contra la sombra.
Ella me dice: hermano.
Pero luego el mas mínimo
sobresalto me borra, emblanqueciéndome
Mas tengo el privilegio de ser verde
y desnudarme en otoño en amarillo.
Feliz, risueño, alegre, delicado
en estado puro.
Gualda de sol, pinturas, de Pompeya.
ROJO
Soy el primer color de la mañana
y el último del día
Lucho entre el verde de la fruta y venzo.
Lo mismo que mis otros hermanos, sometido (Giotto)
al rigor del éxtasis geométrico.
Pleno rubor redondo en la manzana.
Me llamo excitación, cólera, rabia,
estallido del día de la ira.
Me violento y subo
hasta de pronto reventar la sangre.
Coágulo cuando ya
casi mi se solidifico en negro.
AZUL
Llegó el azul y se pintó su tiempo
¿Cuántos azules dio el Mediterraneo?
Venus, madre del mar de los azules.
El azul de los griegos
descansa, como un dios, sobre columnas.
El azul Edad Media delicado.
Trajo su virginal azul la virgen:
azul María, azul Nuestra Señora
A LA PINTURA
A ti, lino en el campo. A ti, extendida
superficie, a los ojos, en espera.
A ti, imaginación, helor u hoguera,
diseño fiel o llama desceñida.
A ti, línea impensada o concebida.
A ti, pincel heroico, roca o cera,
obediente al estilo o la manera,
dócil a la medida o desmedida.
A ti, forma; color, sonoro empeño
porque la vida ya volumen hable,
sombra entre luz, luz entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad del sueño.
A ti, materia plástica palpable.
A ti, mano, pintor de la Pintura.
(A la pintura, 1945-1967)