viernes, 17 de octubre de 2014

LA COPIA.

"Aquellos que no imitan nada, no producen nada" - Salvador Dalí.

Hace ya muchos años que la idea de la copia se ha denostado hasta niveles insospechados. Incluso a nivel académico la copia se ha dejado de lado, parece ser que  la pintura y el dibujo son medios de expresión personal e introspectivo que parece ya casi no tener contacto con el mundo exterior a la "mente" del artista.

Sin embargo todos copiamos, aunque sea de forma indirecta (cosa que parece descriminalizar este acto) sin embargo en el desarrollo de la técnica todos copiamos ya sean formas de hacer los trazos, ya sea el modo de mezclar las pinturas o el modo de aplicarlas. Lo peor es que ellos ni siquiera parecen saber que está copiando, y esto es algo a lo que habría que poner remedio pues al saber la procedencia de estas técnicas es más fácil aprender sobre ellas. 

Es imposible escapar de las influencias o afirmar que estas no existe, esto no sería más que una pérdida de tiempo, al practicar aquello que nos llama la atención, sea esto de tal autor o tal corriente terminará sacando algo en claro.

Durante siglos la copia ha sido el proceso de formación de los artistas por excelencia, la copia enseña a mirar a través de los ojos de los otros a comprender el modo en el que otro ha visto algo y lo ha puesto sobre su lienzo. Al copiar se copia la técnica del trazo, su forma de mirar y sus sentimientos. 

Prueba de todo esto es las copias que los que hoy reconocemos como grandes maestros de la historia de la pintura comenzaron copiando a los artistas reconocidos en su época.

Así pues creo de vital importancia perder el miedo a la copia, a la influencia a la "pérdida del yo" ese que jamás llegará a desarrollar su técnica por completo si no reconoce el origen de sus técnicas y las niega por haber sido utilizadas por otros.

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